El Obispado de Mendoza |
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Cuando el rey
de España Carlos III creó en 1776 el Virreinato del Río de la Plata, las tres provincias de Cuyo: Mendoza, San
Juan y San Luis se separaron institucionalmente de la Capitanía General de
Chile y se incorporaron al nuevo Virreinato. A pesar de estos cambios de
carácter político se mantuvo la dependencia religiosa de Chile, a través de
un visitador eclesiástico, que tenía residencia en Mendoza. Con el
establecimiento de la Real Ordenanza de Intendentes 1782/83 nuevamente se
produjeron reformas institucionales,
en este contexto se destaca la labor del Gobernador Intendente, Rafael de Sobremonte
que realizó gestiones ante la Santa Sede para cambiar la jurisdicción y la
dependencia religiosa de Chile. Los motivos de este pedido se fundaron en las
grandes distancias que separaban a Mendoza de Santiago de Chile, sumado
también a la falta de comunicaciones con las autoridades religiosas durante
los periodos de nevadas en la cordillera y a la falta de sacerdotes para
administrar los sacramentos y proclamar el evangelio. Creación de
nuevas Diócesis El Papa Juan
XXIII en 1961 creó las diócesis de San Rafael y de Neuquén, quedando
sufragáneas de la sede metropolitana de Mendoza. De este modo, Alfonso María Buteler fue consagrado como el primer Arzobispo de
Mendoza. Su gestión fue
continuada por Monseñor Olimpo Santiago Maresma,
que asumió primero como Administrador y luego como Tercer Arzobispo de
Mendoza entre los años 1974 y 1979. La
silla episcopal fue ocupada luego por Monseñor Cándido Genaro Rubiolo entre 1979 y 1996, sucedido por Monseñor José
María Arancibia a partir de este año y hasta 2012. En el año 2008 Monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva
fue designado por el Papa
Benedicto XVI como Obispo Auxiliar de Mendoza, quien también se desempeña
como Obispo Administrador hasta la llegada del nuevo Arzobispo. Por último,
el Papa Benedicto XVI invistió a Monseñor Carlos María Franzini
como Arzobispo de Mendoza, a partir del 9 de febrero de 2013. |
Una síntesis cronológica desde sus orígenes hasta
nuestros días para comprender y conocer brevemente el desarrollo de la
Iglesia Diocesana en la Historia de Mendoza. Los primeros años de la fundación de Mendoza El 2 de
marzo de 1561 el capitán Pedro Ruiz del Castillo fundó la ciudad de Mendoza y
acto seguido designó al Presbítero Hernando de la Cueva como el primer cura y
vicario de la reciente ciudad fundada, dando inicio con este acto a la
evangelización religiosa promovida desde la Santa Sede y la corona española. A partir
de la fundación de Mendoza en 1561 y de San Juan al año siguiente, estas dos
provincias de Cuyo pasaron a depender del Obispado de Santiago de Chile y de
la Diócesis de Charcas que había sido creada por el Papa Julio III. Desde
comienzos del siglo XVII la acción pastoral y religiosa del clero diocesano
se realizó desde la Iglesia Matriz en la ciudad de Mendoza y a través de las
doctrinas rurales que fueron creadas por el Obispo Fray Juan Pérez de
Espinoza. Estas doctrinas o parroquias
rurales se instalaron en los valles o poblados huarpes
que estaban más alejados de la ciudad. El Obispado de Córdoba El Papa
Pío VII, en 1809, creó mediante una Bula el Obispado de Córdoba integrado por
las provincias de Córdoba, como capital y asiento de las autoridades
religiosas, Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja. Los
curatos que formaban parte de la
provincia de Mendoza eran cinco: en la ciudad la Iglesia Matriz, el curato de
San Vicente, el curato de Corocorto, el curato de Valle
de Uco y el curato de Lagunas de Guanacache. La
estabilidad del nuevo Obispado de Córdoba fue muy corta debido a los
acontecimientos políticos y revolucionarios del año 1810. Asimismo las
guerras de la independencia y la ruptura con la metrópoli española
provocaron una situación similar con
la Santa Sede. A partir de 1824,
después de la batalla de Ayacucho que selló el final definitivo del dominio
español en América del Sur, la Santa Sede entabló las relaciones en forma
directa con los nuevos estados independientes. En 1828 se creó la Vicaría Apostólica de Cuyo, que
es un antecedente importante para la creación del Obispado de Cuyo, a pesar
de la oposición de Córdoba. El dominico fray Justo Santa María de Oro fue
designado Vicario Apostólico. El Obispado de Cuyo 19 de
setiembre de 1834 el Papa Gregorio XVI creó el Obispado de San Juan de Cuyo,
con capital y sede en la provincia de San Juan y fue designado fray Justo Santa María de Oro como primer
Obispo Diocesano. Esta fue la cuarta diócesis creada en la Argentina y la
primera que se estableció después de la independencia nacional. El antiguo templo de los Jesuitas, frente a
la Plaza Mayor de San Juan, fue elevado a la categoría de catedral en este
mismo año. La
provincia de Mendoza que había solicitado también ser sede del Obispado
manifestó su disconformidad con esta disposición y el gobernador Pedro Molina
reclamó ante la Curia Romana para que se trasladara o estableciera un
Obispado en Mendoza; igualmente solicitó que el Obispo José Sallustio actuara
como intermediario en la Santa Sede para resolver este conflicto y proponía
la intervención, si fuera necesaria,
del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, que tenía el
encargo y representación de las relaciones exteriores de las provincias de la
Confederación Argentina. Años
después en 1850, el gobernador Pedro Pascual Segura continuó con las
gestiones ante el Papa Pío IX para trasladar o crear el Obispado de Cuyo en
Mendoza. Su preocupación para que en
Mendoza se instalara un Obispado, lo llevó a negociar directamente con la
Santa Sede, soslayando la autoridad del gobernador de Buenos Aires y a la
vez, encargado de la representación de las relaciones exteriores. Esto fue
motivo de una conspiración que destituyó al gobernador Segura.
El Obispado de Mendoza
El Papa Pío XI por la Bula Nobilis
Argentinae Nationis, del
20 de abril de 1934, creó diez nuevas diócesis, entre ellas el Obispados de
Mendoza y Neuquén, mientras que San Juan de Cuyo fue elevado a Arquidiócesis y Monseñor José Américo Orzali designado Arzobispo. El primer Obispo de Mendoza y Neuquén fue Monseñor José Aníbal Verdaguer que tomó posesión el 16 de marzo de 1935 y estuvo hasta su muerte en 1940. Continuó como Obispo Alfonso María Buteler desde 1940 hasta 1973.
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